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Rubén, Rocío y Eduardo

NACIMIENTO DE RUBÉN  29 abril de 2014 

Rocío nos cuenta su experiencia 

Tras romper aguas a las 14:00 de la tarde cuando Eduardo hacia escasamente 45 minutos que se había marchado a trabajar y no había llegado al mismo, tras haber comido con él, me disponía a continuación a echarme una siesta en el sofá cuando siento como una patada fuerte en el útero, “me digo, ¡menuda patada que has dado Rubén, hijo!”, cuando acto seguido empiezo a derramar liquido amniótico.
Lo primero que me vino a la cabeza, ¿Ya?, todavía no he salido de cuentas, estoy de 39 semanas y 1 día, (si estoy en el periodo ideal para dar a luz, pero parece que nunca estas preparada para el gran día), pienso; tranquila, si se ha roto la bolsa y el liquido es transparente, no es necesario alarmarse, hay tiempo, me vino a la mente que el día anterior estuve paseado con una amiga y me comentó que ella rompió aguas y que luego hasta que dio a luz pasaron 12 horas, y además la administraron oxitócina, así que me relajé, (que casualidad que el día anterior habláramos de eso, lo cual me relajé bastante), a continuación llamo a Eduardo para que se dé la vuelta del trabajo y venga a buscarme, era momento para ir emprendiendo la marcha al hospital.
Cuando sobre la 15:00 horas llegó Eduardo a casa, nos vestimos y nos dirigimos al hospital de Torrejón de Ardoz, nos fuimos sin avisar a ningún familiar, para no causar preocupación y estar nosotros más tranquilos y nos atender continuamente el teléfono ni que se presentará nadie mientras fuera el proceso de dilatación. Si es cierto que de camino al hospital (45 minutos) tenía la necesidad de avisar a los grupos de amigos que trabajan con energías de Reiki, Zen, etc, para que vayan dándome energía y hacer más llevadero el nacimiento de Rubén.
En urgencias me preguntaron, ¿tiene usted contracciones? ¡¡Umm, pues no sé lo que es una contracción!!! Siento como leves pinchazos de vez en cuando,,, ¿es eso?, Sí, así es, eso son contracciones,.,. Informándome

que cabe la posibilidad que hasta la mañana siguiente no me ponga de parto. ¡Oh, no! Pienso; ¡Toda la noche con estas molestias! bueno, pues si es lo que toca, pues así será.
Ya en la sala de monitores empezaba a sentir esos leves pinchazos algo más intensos, estuvimos cerca de una hora en monitores, yo no sentía en ningún momento al bebé,.,., me dieron un zumo para que el pequeño empezara a moverse, las matronas así lo querían y yo también necesitaba sentirle como en los últimos meses de embarazo. Pues desde que rompí aguas no notaba sus pataditas.
Después de una hora y tras el zumo que estimuló un poco a Rubén, empezaba a sentir el estomago un poco removido, sintiendo ganas de vomitar. Alrededor de las 17:00 me informan diciéndome que casi seguro que no haya que esperar mucho para que venga Rubén por lo que me suben a la habitación, donde pasaré la noche y el resto de días hasta el alta médica. Allí en la habitación, me facilitan una pelota de Pilates para dilatar mejor y aliviar las olas uterinas.
Me ofrecieron otro zumo, y acto seguido comencé a vomitar, ¡uf, que mal rato!, Edu en todo momento permanecía conmigo atento a cualquier cosa que pudiera necesitar y hablándome de forma cariñosa., poco a poco las olas uterinas comenzaron a ser algo mas seguidas y más intensas, y la única manera de aliviar esa presión era de pie echándome hacia delante apoyándome en la cama. Pensaba continuamente, “Estoy relajada, estoy anestesiada”, ¡Rocío!, no tenses los músculos, relaja las manos y la cara. Así iba pasando la ola, otras veces me venía a la mente la imagen de una ola de color Azul, intentaba respirar haciendo la respiración lenta de 20 “ inhalando y 20” exhalando ambos por la nariz, pero me era imposible, no llegaba a mas de 6” y exhalaba por la boca, ¡uf, pensaba, no me sale la respiración ensayada a diario durante los dos últimos meses!!!, ¿en ese caso si no puedo hacer la respiración, las olas serán intensas y sentiré su presión?? Intenté no obsesionarme con los segundos, iba viendo a medida que pasaba el tiempo que con tan solo 6 de inhalación y echando el aire por la boca en vez de por la nariz y emitiendo un leve gemido, también podía controlar la presión. Entre ola y ola, me dedicaba a enviar whapssap a los grupos de energía que de camino al hospital había avisado, informando de mi estado, con la intención de que no se olvidarán de mí. Sorprendidos me decían “eres la bomba, con contracciones y mandando mensajes”, jejeje, no sabían cuanta falta me hacía que no se olvidaran de mí.
Iba combinando la pelota de Pilates, donde echada hacia delante Eduardo me realizaba masajes ligeros que me aliviaban, realizaba también movimientos circulares sobre la pelota de Pilates, pero estas técnicas no las pude utilizar durante mucho tiempo, porque en cuanto Eduardo me realizó una técnica de acupuntura en el tobillo, comenzaron las olas uterinas a ser muy seguidas e intensas, no me daba tiempo a recuperarme de una cuando comenzaba la siguiente, ya no me daba tregua el descanso para sentarme ni cambiar de posición, me mantuve siempre consciente hablando mentalmente con mi bebé, (“Rubén, yo estoy contigo”, me repetía, “todo va a ir bien”, también pedía internamente al Universo y a mis ángeles y a los ángeles de mi bebé que nos ayudaran para que todo saliera bien).
Pedí a Eduardo, que no me hiciera más técnicas y que dejara de hacerme y hablarme mientras me centraba en la intensidad de cada ola, no me apetecía que me preguntará nada, ni siquiera que me tocara, prefería llevar sola este proceso. Así que respetuoso se sentó en sofá contemplando la situación y pendiente en todo momento.
Serían aproximadamente las 20:30 cuando sirvieron la cena (cena de inducción) en cuanto probé un poco el consomé e intenté tragar un pequeño trozo de pollo, nuevamente vomité. Alrededor de las 21:00 le dije a Edu que fuera a avisar a las enfermeras que esto no era normal, que las olas eran muy intensas y seguidas y que no podía estar toda la noche así.
Inmediatamente, vino un celador muy agradable y cariñoso, que me ayudó a sentarme en la silla de ruedas y a 200 por km/h me llevó a la sala de monitores bastó simplemente entre 5 y 10 minutos para saber que estaba de parto porque el monitor marcaba contracciones muy seguidas, así que la matrona me dijo: “vamos a la sala de parto”. Mi lucidez continuaba alerta, y pregunté si estaba libre la habitación de la bañera, la cual me contestó que de hecho era la única que estaba libre, así que me alegré bastante, podría dar a luz en el agua como había pensado en alguna ocasión durante el embarazo,,.
Eran cerca de las 22:00 horas y me tocó cambio de turno de las matronas. Nos dirigimos de la sala de monitores a la habitación de parto, andando, por el pasillo oía como otras mujeres llevaban sus olas uterinas como mejor podían, en concreto una mujer gritaba tanto que acto seguido y animada por aquella mujer, en mitad del pasillo a poyada en el mostrador de las matronas,,., me dispuse a gritar yo también, era la primera vez que lo hacía tras varias horas de olas, ¿Se me había contagiado al escuchar a la vecina????
Llegamos a la habitación, allí estaba la bañera sin llenar, la cama, el equipo de música (que no llegamos a utilizar, ni tampoco me apetecía) me trajeron una pelota de pilates, una colchoneta, una silla de parto,,, las matronas no paraban de entrar y salir preparándolo todo. Inmediatamente la nueva matrona del turno de noche, Beatriz con una auxiliar, amablemente se presentaron y se dispuso a explorarme para saber cuánto había dilatado, ¡¡¡ Sorpresa la mía!!!, estaba ya totalmente dilatada, me ofreció un baño bajo la ducha, la cual me iba aliviar bastante, así hice, me metí bajo la ducha un buen rato, Eduardo mientras insistía en que llenaran la bañera, pero le informaban que no iba a dar tiempo a que se llenara, que el bebé estaba ya aquí, aun así él insistió y la matrona cedió a llenarla, yo en la ducha mientras me sentía aliviada, veía como por el canal de nacimiento goteaba el liquido de color ligeramente rojo, la matrona me dijo que era normal que ya había borrado el cuello del útero y que ya estaba preparada para dar a luz, que era buena señal, entre la ducha y sentarme en la taza del baño, intentaba llevar las olas. Comencé a sentir la cabeza del pequeño Rubén que iba descendiendo, me dispuse a sentarme en la taza del baño nuevamente y realicé la respiración en “J”, aprendida en el curso de Hipnonacimiento, parecía que me relajaba y que a medida que hacía esta respiración, el bebé iba presionando más el canal de nacimiento.,.,. Otra vez a la ducha,,,,, (que alivio con el agua templadita)
Había perdido el rastro de donde estaba la matrona cuando asoma al baño y me dice, estoy aquí para lo que necesites, me mantengo al margen para dejarte tranquila, en ese momento la digo, “siento la cabeza del bebé muy abajo, creo que ya está aquí”, así que sólo habrían transcurrido unos minutos desde que entre en la habitación de nacimiento, por lo que no dio tiempo a llenarse la bañera a su nivel optimo para dar a luz allí, cuando de pronto vi la silla de parto, una de las posibilidades que había barajado para poder dar a luz, (siempre tuve dudas si realmente quería el agua o la silla de parto, así que Rubén lo decidió cuando comenzó a descender tan rápido, él quería la silla), así que entre la matrona y Eduardo me ayudaron a sentarme de cuchillas en la silla en mitad de la habitación, a Eduardo le colocaron una silla detrás de mi taburete y la matrona se puso frente a mí para recibir a Rubén, cuando me venía una ola uterina comenzaba a respirar en “J”, para ayudar a Rubén a salir fácilmente, mientras la presión era como un quemazón en la zona del periné, la matrona me dirigió tranquilamente los pujos, me decía la próxima vez suave para no desgarrarte, yo la avisaba cuando comenzaba la ola y poco a poco y suavemente Rubén iba avanzando hacia su nueva vida. Yo permanecía sujeta por Eduardo y le agarraba de los brazos para descargar mi tensión en cada pujo.

¿Quieres tocar la cabecita del nene? Me dijo la matrona, en ese momento la auxiliar de la matrona traía un espejo grande para poder ver al pequeño, así lo hice, le toque con un poco de respeto y miedo de hacerle daño en su cabecita tan peluda la cual pude ver a través del espejo.,.,. Pero comente a la auxiliar que por favor me retirara el espejo, prefería estar centrada en mi tarea del expulsivo, ¡¡¡Cuánto pelo tiene!!! Dijo la matrona, yo sonreía, “vamos ya está aquí, animo ya queda poco”.
Un par de olas más y Rubén realizando el movimiento de rotación perfecto para salir, nació a las 22:31 minutos. Inmediatamente me lo pusieron en el pecho, nos emocionamos tanto el papá y yo que no dejamos de agradecer a las matronas por estar acompañándonos en aquella experiencia tan espectacular y bonita.,.,.
Entre Eduardo y la matrona me ayudaron a levantarme de la silla de parto sin separarme en ningún momento de mi hijo y permaneciendo con él en mi pecho me ayudaron a tumbarme en la cama,.,. Todavía nos unía a Rubén y a mí el cordón umbilical, el cual dejaron latir hasta que iba apagándose poco a poco, mientras tanto el papá y yo tocábamos el cordón y nos decían ¿¿veis como late todavía?? Le limpiaron de forma superficial la sangre con una toalla calentita, estaba más bien limpito cuando nació y le pusieron un gorrito en la cabeza para que no perdiera el calor. Pinzaron el cordón umbilical y el papa procedió al corte.

La matrona me exploró y sorprendida me dijo, Estas hecha para parir, es increíble no te has desgarrado, un ligero corte muy superficial, que no merece la pena ni un solo punto. ¿¿Has realizado algún tipo de curso para dar a luz de esta forma?? Me preguntó. Entre sonrisas por la alegría que tenia le contesté, “Sí”, he hecho un curso de Hipnonacimiento y he confiado plenamente en mis ángeles y en el Universo.,
Estuvimos con nuestro pequeño en la sala de paritorio realizando el piel con piel, intentando que realizara el auto enganche, mientras quedaba el último paso, la expulsión de la placenta, les pedí que quería expulsarla de forma natural, que por sí sola saliera, me respetaron la decisión durante unos 35 minutos aproximadamente, el protocolo que tienen establecido, me informaron acto seguido que como había pasado ya el tiempo establecido y para evitar complicaciones para mí, me sugirieron administrarme una pequeña dosis de oxitócica en la pierna para ayudar a expulsar la placenta. Aun así la placenta no quería salir, se había adherido a mí como una parte más de mi cuerpo. Nuevamente y tras un tiempo prudencial, me informaron que llamarían al ginecólogo para que valorara las opciones para expulsar la placenta. Este me informó que intentaría primeramente mediante el masaje fúndico ayudar a salir a la placenta y si en el caso de no salir, tendrían que pasarme a quirófano administrarme anestesia raquídea y hacerme un legrado,.,., el propio ginecólogo me dijo, es una pena si llegamos a ese punto, después de haber dado a luz a tu bebé sin la necesidad de administrarte anestesia epidural.
La matrona me trajo una botella de Entonox (Óxido nitroso), la cual aspire mediante una boquilla, mientras que el ginecólogo me realizaba el masaje, no voy a mentir, fue bastante intenso, pero no dejé de pensar en ningún instante que todo iba bien, que la placenta saldría (no hay nada como tener claro lo que quieres para que así se cumpla). Y así fue, la placenta se desprendió en cuestión de un minuto más o menos.
Uf, que alivio, no tener que pasar por quirófano después de haber dado a luz a Rubén de aquella forma tan natural y bonita. Jejejeje., pudimos sonreír con Edu y yo, así disfrutar por fin de nuestro pequeño retoño.
Estuvimos en la sala de parto o mejor dicho nacimiento, alrededor de 3 ó 4 horas, únicamente los cuidados que realizaron a nuestro bebé fue administrarle la vitamina K (un pequeño pinchazo, que no nos gustó mucho) y una cremita en los ojos profilaxis ocular, todo lo cual nos preguntaron respetuosamente si queríamos administrárselo.
Después de aquel tiempo en la sala, nos subieron alrededor de las 2:30 de la madrugada a la habitación.,., emprendíamos una nueva vida con nuestro bebe. Disfrutamos los tres solos durante día y medio, dejamos las visitas para después de disfrutar todo el día solos, para conocernos y aprender a dar el pecho...

Fue todo maravilloso y mágico..
Gracias Rubén por nacer de esta manera tan bonita y especial. “Te Quiero mi pequeño”