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De la despedida física a la emocional

Agradecida por el trabajo de sanación acompañado por Pilar Vizcaino, profesional y persona con alma especial, comparto estás palabras de mi experiencia, con el deseo de que siembre camino en la vida de otras personas, dando a conocer otra alternativa terapéutica con la cual yo he podido continuar preparando el espacio para anidar un alma, está vez llamándola para acompañarla en esta vida, preparada ahora para una maternidad consciente.
Del aborto físico han pasado 10 años al aborto emocional.
Al inicio, escuchando la dulce voz de Pilar, conecto con la madre interior, yo la siento la madre tierra, me llega el sol, los colores de la tierra y el paisaje de África.
Cuando me comunico con el alma del bebé abortado, observo su rostro en paz, sonriendo, lo siento masculino toda la sesión, soy yo quien le agarro, abajo, dentro de mi útero. Le pregunto si tengo algo que hacer para ayudarle, no, él sonríe en paz, y me agradece, que aunque a tiempos distintos o a destiempo, le hubiésemos atraído inconscientemente, el también tenía su aprendizaje, el amor y la pasión lo pudo todo, pero luego tras 9 semanas y poniendo conciencia, la que pudimos porque no nos sentimos acompañados profesionalmente, vimos que no era nuestro tiempo, en aquel momento creímos que no podíamos acompañarle en esta vida.
Yo ahora se que tenía que aprender lo que era el amor incondicional, el vínculo desde la concepción, el cuidado maternal, elegir perder para ganar, soltar las cosas, la vida va con la muerte, respetar los tiempos diferentes de las otras personas y aceptarlos. Pero que duró, que enfado conmigo misma, que sentimiento de egoísta, llamarle a la vida y, a las semanas, decirle que no, que no le puedes traer a la vida, la rabia, el juicio me comían por dentro, me han ido dejando huella en la salud física.
Conecto con su aprendizaje, él necesitaba saber que le podían cuidar, que le podían amar sin verle siquiera, que era tan valioso que quedaba en el corazón de las personas sin necesidad de conocerse en el mundo extrauterino, quizá aprender a perdonar, aunque todo ello no quitaba realidad a la vivencia, sí me ayudaba a ir aceptando.
Continuando el trabajo, vuelvo a encontrarme con aquel momento y con el padre, pero esta vez desde la comunicación, desde la mirada, el abrazo, agarrándonos las manos, me sana y emociona mucho perdonar que estuvimos como supimos.
Curiosamente caigo en la cuenta que, en nuestro día a día, es cada dos meses y medio cuando llega el tope en que nos acordamos y sentimos la necesidad de saber el uno del otro, de llamarnos, escribirnos, de ver que seguimos adelante, vivos…nuestro proyecto común murió a esa misma edad.
Sigo, contenida con la dulce y cálida voz de Pilar, poco a poco aunque me costaba decirle adiós, le he podido despedir, seguiremos unidos espiritualmente, en paralelo, pero no físicamente unidos, le suelto.
Lo visualizo como una luz roja, un punto rojo en mi útero, a la derecha, y poco a poco, se va diseminando la imagen y se vuelve borroso el color hasta desaparecer del todo del útero y quedar, el útero, de un color morado medio azul marino con todo el espacio para anidar.
Cuando salgo de la sesión y voy al baño, veo que he sangrado y manchado. El aborto emocional se ha completado.
Le puedo soltar para que sigamos cada uno nuestro camino, ya hemos aprendido de esta experiencia cada uno lo que teníamos que aprender.
“Nada en sí mismo es bueno o malo, es MI CREENCIA sobre ello lo que lo hace así. Todos SERES HUMANOS, ahora y siempre, ESTAMOS AL SERVICIO de algo mayor. TODO ES PERFECTO.”
Un alma en crecimiento

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