El parto está asociado en la actualidad con el dolor, casi como una relación lógica de causa y efecto. Cualquier madre podría explicar su historia y lo doloroso que fue su parto y muchos hemos oído hablar de aquella mujer que fue convencida de parir sin epidural y que acabó suplicándola.
Es por esta razón que la epidural ha ido cogiendo buena fama con el tiempo, hasta el punto de recibir el adjetivo de “bendita”. Sin embargo, con el tiempo, también se han ido conociendo algunos de los riesgos de la misma, ya que la epidural puede generar algunas disrupciones en el proceso de alumbramiento.
Con el fin de preparar a las mamás para vivir el parto de una manera más placentera y menos dolorosa que tratando de tener un parto vaginal sin epidural y con la intención de evitar los riesgos de la misma, existen alternativas que deben ser tenidas en cuenta, como por ejemplo las técnicas de relajación e hipnosis en el parto, conocidas como HipnoNacimiento, del que hablaremos hoy, en una entrevista, con Pilar Vizcaíno, psicóloga, presidenta de la Asociación Nacional de Educación Prenatal y profesora de HipnoNacimiento, que podemos ver a la izquierda de la imagen junto a los participantes de uno de los talleres que imparte con la Doctora en psicología y psicoterapeuta Sandra Cuadrado.
Hay mujeres que tienen auténtico pánico al dolor del parto, sin embargo hay autores que dicen que el parto, en realidad, no debería doler, ¿el parto duele?
Dar a luz no tiene que doler. La naturaleza nos ha preparado para que el nacimiento sea un acontecimiento tranquilo y armonioso.
En nuestra sociedad occidental está muy arraigada la creencia de que el parto duele. Cambiar esta creencia es lo primero que hay que hacer. Hay que investigar cuál es el origen del miedo en el parto, conocer que no siempre ha sido así y si hay dolor saber cuál es la causa.
Creo que es interesante, para dar más profundidad a la respuesta, hacer un recorrido para conocer cuando surge el miedo al parto:
En las escuelas de Grecia, por ejemplo, no se mencionaba que hubiera una relación entre el parto y el dolor a menos que se presentara alguna complicación. Durante varios siglos se fueron promulgando decretos a fin de aislar a la mujer en el momento del parto, pues los niños eran considerados resultado del pecado. Las mujeres estaban solas en esos momentos, no podían ser atendidas por nadie y cuando tenían partos complicados sufrían mucho. Como se consideraba que lo importante era salvar la vida del bebé, a las madres se les hacía una incisión sin ninguna contemplación y sin tener en cuenta sus sufrimientos, con lo cual la madre se enfrentaba a ese acontecimiento pensando que si se complicaba podía llegar a morir.
Hasta el S. XVIII no se permitió a los médicos asistir a las madres, pero el problema era que las maternidades carecían de higiene, con lo que las infecciones se transmitían fácilmente. En 1890 se iniciaron cambios importantes en la obstetricia y se generalizó la higiene y el uso de anestesia.
A principios del S.XX el obstetra inglés Dick Read estudió durante muchos años porque había mujeres que sentían dolor y otras no. Tuvo una primera experiencia de parto sin dolor cuando asistió a una humilde mujer en un barrio de Londres. Read trató de ponerle la mascarilla de éter para anestesiarla, como hacía siempre, pero ella rehusó. Después de tener a su hijo en brazos él le preguntó que por qué había rechazado usar la anestesia y ella le contestó: “No me dolió doctor, ¿es que me tenía que doler?”
Después de ésta y otras experiencias similares estudió durante muchos años la cuestión y formuló la teoría de que en ausencia de miedo las contracciones que causan el dolor desaparecen. Él lo denominó el síndrome del “MIEDOTENSIÓN- DOLOR” y observó que si se eliminaba el miedo, se eliminaba la tensión y en consecuencia el dolor. En 1933 Escribió un libro sobre Nacimiento Natural, pero no obtuvo mucho éxito (los pioneros no siempre son bien recibidos).
Marie Mongan, fundadora del HipnoNacimiento conoció las teorías del Dr. Read que confirmaban su propia intuición de que la naturaleza había hecho muy bien las cosas y con su tercer hijo en la década de los 50 pudo vivir esa experiencia completamente despierta, consciente y tranquila cuando lo normal en aquella época eran los conos de éter como anestesia, las correas de cuero, etc.
En 1989, cuando su hija estaba esperando un bebé, decidió utilizar sus conocimientos de hipnoterapia y desarrolló un programa que posibilitara el dar a luz de forma consciente, libre de miedo y en armonía con la naturaleza. Así fue como nació el HipnoNacimiento.
Según Marie Mongan:
Creemos que cada mujer tiene dentro de ella el poder de hacer un llamamiento a sus instintos naturales para lograr la mejor forma posible de dar a luz a su bebé y a sí misma.
¿Quieres decir con todo esto que parir duele porque las mujeres tienen miedo?
Claro. La cuestión es que puede ser un miedo consciente o inconsciente, que depende de varios factores. El miedo al parto está en nuestra programación subconsciente, pero puede salir.
¿Podrías explicar un poco en qué consiste el HipnoNacimiento?
Podemos decir que es tanto un método como una filosofía del nacimiento. Parte de la idea de que el nacimiento es un acontecimiento familiar y no médico, en el que los principales protagonistas son la Madre, el Padre y el Bebé. Excepto en casos muy especiales.
Promueve la enseñanza de técnicas de auto-hipnosis que permiten que la mente y el cuerpo trabajen de forma armoniosa. Es un programa de entre 5 y 6 sesiones que enseña cómo dar a luz en un estado de relajación profunda, que incluye una parte en la que se trabaja la liberación emocional de los miedos, pensamientos y actitudes previas, pues sabemos que las emociones juegan un papel clave en este acontecimiento.
Una vez se hacen las 5 o 6 sesiones, ¿la madre ya está preparada?
La madre necesita repetir durante algunos meses de su embarazo las pautas de entrenamiento en respiración, relajación y profundización hipnótica que programarán su mente subconsciente de forma positiva hacia el nacimiento de su bebé. El gran día en que dé a luz su cuerpo, su corazón y su mente trabajarán en total armonía para que, completamente consciente y despierta, acompañe el nacimiento de su bebé y su compañero la pueda guiar o acompañar durante este proceso del que formará parte.
¿El padre es también participe de la historia?
Sí, se promueve el papel del compañero o acompañante así como el vínculo con el bebé, que se va creando durante toda la gestación con el/la/los bebés. Así los bebés se sienten acompañados por sus padres y su llegada al mundo se da en un ambiente seguro, tranquilo y en confianza.
A modo de resumen, ¿podrías enumerar las ventajas del HipnoNacimiento?
Confianza firme en ti misma y aceptación incondicional del nacimiento del modo que llegue. Quietud, calma y serenidad a la hora de vivir el momento del nacimiento. La respiración en cada ola y las visualizaciones del cuerpo trabajando armoniosamente aumentan la eficacia de las olas, eliminan cualquier tensión y reducen el cansancio.
La conexión con el bebé durante todo su nacimiento le ayuda en el proceso y permite que el nacimiento supere cualquier impass que pudiera surgir.
Cuando dices ola, ¿te refieres a contracción?
Una cuestión importante en HipnoNacimiento es el cambio del lenguaje. El lenguaje habitual nos condiciona, ya que lleva a nuestra mente una serie de imágenes. Ante la palabra contracción, todos sentimos tensión, en cambio la palabra ola, que es como se sienten las contracciones, como olas que suben y bajan, nos provoca otras imágenes. Decir “ola” nos evoca buenos sentimientos y nuestro cuerpo reacciona de otra manera.
Tengo la sensación de que en España somos muy escépticos con respecto a estos métodos… ¿Hay datos de algún otro país donde se utilice estas técnicas?
El escepticismo nos viene de lo que se nos ha transmitido sobre la hipnosis, de lo que hemos visto en las películas, etc. La hipnoterapia está muy bien considerada en numerosos países como técnicas de curación, como terapia de deshabituación, etc., pero en nuestro país será un método conocido cuando se puedan constatar sus efectos positivos y que no tiene efectos secundarios.
Actualmente el HipnoNacimiento se imparte en 34 países del mundo y en Inglaterra, por ejemplo, lo oferta la seguridad social, pues han visto que es efectivo y reduce muchos costes.
La imagen que solemos tener todos de la hipnosis es el “un, dos, tres, ¡duerme!” que tanto vimos en la televisión.
¿Hay algo de esto en estas técnicas, o la madre es consciente en todo momento de lo que sucede?
Esta es una de las cuestiones erróneas que todos tenemos. La madre es consciente en todo momento, se entera de todo lo que ocurre a su alrededor, puede salir de ese estado en el momento que lo desee. El estado de autohipnosis lo vivimos en muchos momentos de nuestra vida cotidiana.
¿Como por ejemplo?
Los momentos antes de dormirnos, son un estado de autohipnosis o cuando vamos conduciendo y de repente llegamos al lugar sin casi darnos cuenta del trayecto, que se nos ha hecho muy corto. No podemos decir que no hemos estado conscientes, porqué sino no hubiéramos llegado sin incidentes, simplemente estábamos absorbidos en nuestra historia.
¿Cómo es el parto de una madre con la técnica del HipnoNacimiento?
Creo que el mejor ejemplo es el testimonio de Sandra, que es instructora como yo en el método y que hace poco tiempo ha dado a luz a su bebé utilizando el HipnoNacimiento.
Me gustaría decir que HipnoNacimiento cambió de un modo fundamental la experiencia de nacimiento tanto para mí como para el bebé. La preparación de los meses anteriores permitió que cuando comenzaron las olas (contracciones) yo entrara de forma automática en un estado de relajación y calma muy agradable. Esta es una de las sorpresas que se llevan las mamás de HipnoNacimiento. En el momento del nacimiento no es necesario usar las técnicas aprendidas, sólo acompañar el proceso con la respiración. El cuerpo responde a la programación hipnótica practicada a diario durante los meses anteriores y sólo hay que dejarse sorprender por la calma y la serenidad que nos invaden.
El proceso comenzó a las once de la noche al irme a dormir, las cuatro primeras horas estuve en la cama, relajada respirando y durmiendo mientras recibía las olas, mi marido dormía tranquilamente a mi lado. A esa hora llamamos al médico para informarle, pero en realidad yo sentía tanta confianza en mí y en el bebé, que hubiera dado a luz sola, éste es uno de los efectos de HipnoNacimiento: devuelve la confianza a las madres. A las cinco y media de la mañana llegó el médico, no me tocó ni me habló, sólo vio que el bebé estaba bien con su doppler (fetoscopio). Pasaban las horas, me trasladé al sofá, a diferencia del nacimiento de mi hija mayor, donde había estado subiendo y bajando escaleras y haciendo bastante ejercicio durante el proceso, ahora todo lo que quería era estar tranquila en una postura lo más relajada posible. Al notar que el médico no se impacientaba por mi autonomía y quietud, y que no exigía una exploración para saber los centímetros de dilatación, yo dentro de mí sonreía porque sabía que todo iba perfecto.
Las doce horas que duró el proceso de nacimiento nos dedicamos a comunicarnos con Salvador, le hablábamos, le apoyábamos y le decíamos palabras de ánimo y cariño. Y es que cuando la madre está bien, tranquila y relajada, deja de ser la protagonista, todos podíamos prestarle un poco más de atención al bebé que tanto nos necesitaba y notábamos cómo respondía a nuestras palabras y peticiones.
El papá estuvo presente durante todo el nacimiento, callado, amoroso, haciéndome sugestiones de calma y relajación, tocándome para ayudarme en la liberación de endorfinas como habíamos aprendido. A las 9 de la mañana se desprendieron las membranas (rompí la bolsa) en una respiración intensa, y al poco tiempo sentí ganas de empujar a mi bebé, pero parecía que aún el bebé tenía que descender un poco más así que decidí meterme en la bañera. Fueron dos horas que pasaron como cinco minutos, en HipnoNacimiento también enseñamos la distorsión del tiempo. Fueron momentos íntimos con mi pareja y mi bebé, donde conecté muy profundamente con el Amor y me sentí feliz pues intuía la cercanía de mi hijo.
Efectivamente, a las dos horas mi bebé estaba listo para nacer, salí de la bañera y de cuclillas respiré tres veces profundamente hacia abajo, sin empujar bruscamente sino respirando intensamente pero con suavidad, y mi bebé descendió, mi marido lo recibió y nos abrazamos los tres, no podía creer lo fácil que había sido. La intensidad del proceso vivida desde la relajación más profunda que yo había conocido había sido como magia. Mi cuerpo al día siguiente estaba lleno de energía, no había agotamiento ni físico ni mental, y con mi bebé de un día en brazos tenía ganas de salir corriendo a contar la noticia de que se puede dar a luz con calma y sin dolor.
Agradecemos a Pilar habernos atendido hablándonos de un tema tan apasionante como éste, en que aprendemos que las mujeres tienen la capacidad y el poder de conectar consigo mismas y con sus instintos para hacer del parto un momento propio, especial e inolvidable.
Comentarios (178)